¡Qué mejor manera de estrenar mi blog que anunciando que el proyecto en el que he estado trabajando estos últimos 3 años se ha ido al garete!
Tampoco es que pille de sorpresa a muchos. Ese año de retraso anunciado recientemente ya olía mal. El desarrollo de Dead Island 2 ha sido una montaña rusa de emociones, decisiones cuestionables y cambios de dirección continuos. No me puedo meter en detalles porque aun sigo empleado por Yager y no es bonito escupir en la mano que te ha dado de comer durante 7 años, especialmente cuando hablamos de una compañía a la que respeto tanto pese a todo. Mi problema es con el proyecto, no con el estudio. Aun así, viendo que el futuro de Yager se mueve en una dirección que no me interesa, el pasado 9 de Julio del 2015 decidí abandonar la empresa, un día antes de la cancelación del proyecto. Llámalo casualidad.
Y tened por seguro que tenía total confianza en que este proyecto saldría adelante. Se tomaron muchas decisiones las cuales yo personalmente no compartía. Durante todo este tiempo, y tras varios capítulos bastante violentos con la dirección, acepté que lo mejor era callarse y aprender de quienes estaban en puestos importantes ya que si estaban ahí era por razones obvias. Pero ya véis… a veces él único que ve un problema en dónde todos ven una solución puede ser el más consciente de la realidad que le rodea. Mi confianza en el proyecto durante un tiempo fue tal y tan ciega que no me importó dar la cara por el juego en la Madrid Games Week 2014, hablando con decenas de medios y hasta haciendo la presentación oficial del producto a prensa y público en el stand de SONY (¡con cuelgue de demo incluido!). Mi ilusión era sincera, pero en el fondo sabía que todo lo que estaba contando eran meras intenciones. La realidad era que la mayoría de las características del juego que anunciabamos estaban a medio cocer, como es lógico durante un desarrollo, y cabía la posibilidad de que se descartaran si no llegaban a funcionar, por muy anunciado que estuviese el juego ya. En mi círculo de amigos saben de sobra cómo esto me afectó, ya que los últimos cambios de dirección del juego que se tomaron ya entrado el año 2015, aunque fuesen cambios por el bien del proyecto, me iban a convertir en un mentiroso circunstancial. No entraré en detalle de cuales iban a ser esos cambios, pero eran características que diferían a las anunciadas en la MGW.
La puntilla fue un hilo de tuits con @Radical_Ed, @AjarePink y @TVBacho con respecto al asunto del downgrade de The Witcher 3. Si Dead Island 2 continuaba cambiando (y repito, aunque fuese para bien), sabía que la gente me recordaría las «mentiras» (y por mentiras entended «cosas que cambiaron durante la producción») que conté en la Madrid Games Week. No debí meterme en la conversación, pero esos días estaba especialmente afectado por ciertas cosas que estaban sucediendo en el proyecto.
Fue entonces cuando decidí no volver a dar la cara por el juego ni defender ante prensa decisiones de diseño que hasta yo cuestionaba. Y ese fue el primer paso que necesité para plantearme dejar mi trabajo.
Algún día, cuando la tormenta amaine y Alemania me pille lejos, hablaré tranquilamente de lo que ha sucedido y de lo que podemos aprender de todo este asunto. Cancelar un proyecto tras 3 años de desarrollo (2 de ellos en producción) no es una decisión sencilla, pero sabiendo todos los detalles, uno se explica como cosas como estas pueden llegar a pasar. Hasta entonces, disfrutad del resto de entradas de este, mi nuevo blog. ¡Un saludo gentes!